Paseos y excursiones:
Degustación de kuchen
Mónica Pons Eduardo EpifanioLas distintas casas de té y cafeterías se precian de tener el más delicioso postre que manos alemanas hayan horneado para sus clientes. Solo hay que probarlos y decidir.

Aquellos golosos que no desean irse de Frutillar sin paladear las mejores delicias dulces que sus reposteras producen deberán visitar varias de sus casas de té tradicionales, donde la estrella es el kuchen.
Desde la llegada de los inmigrantes alemanes a la zona allá por 1852, los hombres se dedicaron a la carpintería, la agricultura y la ganadería para armar sus casas y organizar lentamente la aldea en la cual desarrollarían su vida familiar. Las mujeres y los niños, además de ayudar en esas mismas tareas, dedicaban muchas horas del día a la cocina, donde realizaban exquisitos platos con recetas que traían del viejo continente. Poco a poco se acostumbraron a utilizar aquellas frutas y verduras que iban encontrando en la nueva tierra y las adaptaron a los apuntes que sus abuelas les dieron antes de partir de su Alemania natal.
Así, recetas tradicionales de tartas, tortas, salsas y onces alemanas tan celosamente guardadas pasaron de boca en boca, de madres a hijas, y acompañaron hasta nuestros días la costumbre para no perder identidad. Nos toca a nosotros disfrutarlas.

Kuchen, la más famosa
Cuando en las reuniones sociales cada familia preparaba su propio kuchen (en alemán se pronuncia “köujen”), el desafío era sorprender a los vecinos y amigos con el mejor calificado. Así sucedió tanto en Frutillar como en cada uno de los pueblos apoyados a orillas del lago Llanquihue.
Esa tarta o pastel tiene una masa como base e incluye salsa de frutas (murtas, frambuesas, moras, frutillas, saucos, guindas, cerezas, ciruelas) y algunas frutas secas como nueces o castañas. El secreto es cómo combinarlas para lograr el sabor perfecto.
Con todos esos datos, no quedaba más remedio que recorrer las distintas casas de té de las callejuelas de Frutillar para tomar contacto con esa exquisitez. Nos sorprendieron hermosas salas con estupendas mesas, en las cuales no faltaban impecables manteles blancos bordados y vajilla de porcelana; también, visitamos otras casas de té más informales pero tan cálidas como las anteriores.

Nos dejamos llevar por el olfato y durante varias tardes recorrimos esos salones donde se hace del té una tradición y se acompaña con kucheny sabrosos strudel, tortas de chocolate y también de café o chocolate calientes.
El restaurante del Club Alemán, el Hotel Bauernhaus, la cafetería Guten Apetit, la pastelería Kuchen Laden y el café Trayen son los espacios preferidos para acercarse a la repostería alemana y a su acento germánico característico.
Nos faltaba aún la afamada palabra de Alejandra Doepking, docente de cocina internacional y autora del libro 150 años de la repostería alemana. “Imborrables recuerdos de chica cuando la oma (abuela) nos esperaba con el kuchen de levadura. Aromas de canela, vainilla y frutas recién horneadas que hacen que me sienta orgullosa de mis orígenes...”
¿Cómo no tentarse entonces con esta delicia que en Frutillar no solo espera nuestro veredicto sino que nos permite acercarnos a una especialidad que ha perdurado a través de los años y el extenso mar?. ¿El secreto del kuchen? Seguir siendo tan casero como en sus orígenes.
Contacto
Café Bauernhaus
Cel: +56 998222489

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