Paseos y excursiones:
Viejo y sabio
Pablo Etchevers Pablo Etchevers (1) Jorge González (2)El morro es a Arica lo que el océano Pacífico es a Chile, los últimos no podrían existir sin la presencia de los primeros. Por tradición el morro es el último límite territorial de Chile. Vale la pena conocerlo.

La historia cuenta que durante la Guerra del Pacífico (1879-1880) el morro de Arica fue tomado por tropas chilenas heroicamente tras sólo una hora de lucha contra el ejército peruano-boliviano. Este histórico hecho que tuvo lugar un 7 de junio de 1880 marcaría desde ese momento los límites territoriales del norte del país.
Hoy, a más de un siglo de aquella epopeya, basta con subir los casi 200 metros que lo levantan del mar para contemplar la inmensidad de la ciudad de Arica. Quien lograba hacer cumbre en este morro en aquel entonces lograba tener inmediatamente el control de la ciudad. Las bajas fueron grandes. En cuestión de minutos, casi 2 mil soldados de ambos bandos dieron su vida.

Hoy las bayonetas y los cañones se divisan a primera vista como objetos del pasado, al igual que el museo histórico (asentado sobre lo que fuera el fuerte de Arica) y la explanada, desde la que se puede apreciar la belleza de la ciudad.
Atardecer para románticos
Pero más allá de las guerras y conflictos que marcaron la historia de la zona, hoy el morro no deja de ser un lugar místico donde cientos de parejas se reúnen todas las tardes a contemplar el atardecer.

Ese momento preciso en que el gran sol se posa sobre el océano y se pierde ahogado en la inmensidad de las aguas azules y profundas del mar es un ritual que apenas en cuestión de minutos logra mantener en vilo a decenas de visitantes de todas partes de Chile y de otras latitudes del mundo también.
En auto es cuestión de subir por la calle Sotomayor hasta llegar a una gran explanada que además de estacionar permite tener una vista majestuosa de la ciudad. Si se quiere subir a pie los casi 150 metros de altura que tiene el morro, es necesario hacerlo por un sendero peatonal que aparece al final de la calle Colón, indicado previamente por carteles viales.

Allí es posible observar los vestigios de viejos fuertes como el Ciudadela, el fuerte Del Este, el Morro Gordo y el Base del Morro Bajo. Todos estos sitios fueron construidos por el gobierno del Alto Perú y no eran otra cosa que defensas ante distintos ataques, incluso de piratas.
Pero lo que más llama la atención de los visitantes es el majestuoso Cristo de la Paz, llamado también Cristo de la Concordia, que con sus dos brazos abiertos invita a pensar en la paz por sobre todas diferencias nacionalistas. Con sus 11 metros de alto y sus casi 10 metros de ancho, esta hermosa figura se encarga de custodiar desde lo alto la ciudad de Arica y logra ser un punto de referencia a la hora de internarnos en las angostas y arboladas calles de la ciudad.


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