Los monumentales rostros se han convertido en el símbolo de la Isla de Pascua. En los tiempos en que fueron creados, siglo X d.C. aproximadamente, constituían la principal actividad de los isleños, predominaban sobre tareas esenciales para la subsitencia como la agricultura y la pesca.
En esa época, se llegaron a erigir 300 altares ceremoniales y cerca de 600 moai, fuerte expresión del poder de los sacerdotes y de la nobleza. Según los relatos y las investigaciones antropológicas, fueron épocas pacíficas en las cuales la población alcanzó los 10 mil habitantes.
Una obra maestra
A diferencia de los polinésicos, que fueron confeccionados en madera, los moai de Rapa Nui fueron esculpidos en piedra volcánica, que se extraía de la cantera del volcán Rano Raraku. En general miden 4 metros de altura, con la excepción del moai Paro, que llega a los 10 metros y pesa 85 toneladas. Los maestros artistas trabajaban la roca con cinceles de basalto y, luego de terminar la primer etapa del moai, lo trasladaban con ayuda de cuerdas vegetales al lugar donde se emplazaba el ahu (altar). Una vez levantado, se le tallaban los ojos, nariz, las orejas alargadas y se tatuaba la espalda.
En un ritual presidido por el ariki, el moai era investido del poder para proteger el linaje y la isla, y recién después de esta ceremonia se le colocaban los ojos de coral blanco y obsidiana, y un sombrero de escoria roja parecido al turbante de los arikis, que simbolizaba su divinidad.
Una nueva época
Pero hacia los siglos XVII y XVIII los enfrentamientos entre las diferentes tribus por el poderío en la isla y la escasez de alimentos generaron guerras tribales que terminaron con la cultura moai. Después de las luchas, se impuso un nuevo orden político religioso que desterró el culto al hombre y derrumbó todos los moai.
En su lugar, las nuevas prácticas culturales rescataron una de las tradiciones polinésicas más antiguas: el culto a las aves. De esta manera, los líderes religiosos asentados en la margen sur del volcán Rano Kau, en la aldea Orongo, presidían ceremonias como la elección del Hombre Pájaro o Tangata Manú. Esta celebración consistía en que un joven representante de cada tribu era seleccionado para competir por el primer huevo de la bandada de aves migratorias manutaras que llegaban a la isla para el comienzo de la primavera. El primero que entregaba el huevo a su ariki se convertía en Tangata Manú: el jefe religioso y político de la isla durante un año.
Estas nuevas manifestaciones religioso-culturales frenaron las guerras tribales, iniciando un tiempo de paz en Rapa Nui. Fue en ese tiempo cuando empezaron a llegar los primeros visitantes occidentales, que coincide con la elección del último Tangata Manú.
Fuente consultadas:
Portal de la culturas originarias de Chile www.serindigena.cl
Instituto de Estudios Isla de Pascua www.uchilefau.cl/institutos/pascua
Cámara de Turismo Rapa Nui www.visitrapanui.cl
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