Paseos y excursiones:
Abriendo las puertas del cielo
Pablo Etchevers Pablo Etchevers (2) Jorge González (1)A veces la naturaleza se encarga de mostrarnos qué chicos somos los hombres. La Portada es un lugar en el que esto ocurre. Si las fotos impactan, es imposible describir lo que se siente al estar frente a ella.

La foto es, junto a los extraños personajes de la Isla de Pascua, una de las más populares de Chile. Gracias a ella millones de turistas de todo el mundo se han acercado al país a fin de observar este bello espectáculo.
Se trata de un accidente geomorfológico y geológico de rocas sedimentarias y restos fósiles que desde hace miles de años ha sido erosionado por la acción del viento y del agua marina formando cavernas y acantilados y tallando de manera perfecta el gran arco de La Portada.
Este arco, inmenso incluso cuando se lo aprecia desde la costa, logra mostrar al visitante cómo un enorme acantilado fue interrumpido por la bravura del océano Pacífico, con su color azul y su espuma blanca.

Esta bravura se encargó de cortar todo lazo entre el territorio y esta nueva formación que desde lejos aparece como un gran islote en el que revolotean jotes, gaviotas y aves marinas y que además visitan nadando lobos marinos, tiburones y delfines. Su arco posee una altura de 42 metros, un ancho de 23 y un largo de 70 metros, dimensiones que ganan a primera vista la fascinación y las expresiones de placer en el rostro de todo aquél que la visita.
Para llegar a ella es necesario dejar la ciudad de Antofagasta con dirección Norte y luego de transitar casi veinte kilómetros se accede por la autovía que une las ciudades de Antofagasta y Tocopilla.

Dan ganas de tocarla
La base de este accidente geográfico se encuentra formada por una inmensa cantidad de piedras volcánicas negras que, junto a areniscas y restos de conchas marinas y caracoles, le aporta al sitio una antigüedad de millones de años. El paseo permite al turista acercarse hasta un mirador natural circular que logra darnos la dimensión exacta del espectáculo que estamos observando.
Un tradicional restaurante que funciona allí desde hace décadas permite al visitante almorzar o cenar frente a este bello escenario, o bien degustar una copa de pisco a manera de brindis simplemente por haber llegado hasta allí.

Dependiendo de la marea, unas laberínticas escaleras permiten bajar hasta la playa para tomar fotografías, observar cómo los pescadores locales realizan su pesca costera o bien internarnos en algunas de la cavernas que allí aparecen.
Desde estas playas al nivel mismo del agua es que se logran las dimensiones exactas de La Portada y donde se aprecian las cientos de especies de aves que merodean el mar en búsqueda de alimento o para trasladarse de un lugar a otro.
Basta armarse de binoculares para disfrutar de un espectáculo de otro planeta y ver cómo las aves guaneras y a veces los delfines y los lobos marinos atraviesan una y otra vez y de un lado al otro esta puerta natural de rocas que fue declarada Monumento Natural en 1990.


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