Los espectaculares géisers, las formaciones rocosas y los pozos volcánicos con sus fumarolas de azufre que remontan al visitante a la época de la formación de la Tierra son algunos de los atractivos que pueden verse a medida que pasan los días y se recorren los distintos poblados y puntos de interés del salar.
Dormir, cantar, bailar…
A medida que el visitante se adentra en el salar, aparecen distintos hoteles construidos y amueblados íntegramente con elementos hechos de este mineral, desde sus ladrillos y paredes hasta sus camas, mesas y sillas, además de otros objetos cotidianos que, al ser de sal, se ven muy extraños. Aunque nunca se derriten.
Otros puntos de interés son la isla del Pescado, o “isla Cujirí”, que alberga en su interior un pintoresco paisaje rocoso en el que la superficie de granito y tierra orgánica ha permitido que se desarrolle una especie de cactus gigante de más de 6 metros de altura en una zona tan agreste y con temperaturas tan bajas.
La isla de los Pescadores, o “Isla Inkawasi”, es un sitio extraordinario para la fotografía y la contemplación del paisaje en un marco único, salvaje y solitario, donde todo es posible.
Conducir, correr, saltar o bien caminar en medio de este inmenso lago de sal es una experiencia maravillosa. El paisaje por momentos parece lunar y los contrastes entre el cielo azul y el blanco de la tierra se marcan de manera única.
Cuando está nublado se produce el efecto white out, por el cual el horizonte se vuelve difuso hasta casi desaparecer y se hace imposible diferenciar la tierra del cielo.
Los días “espectaculares” y “mágicos”, como dicen los locales, ocurren cuando ha llovido y el salar presenta una pequeña capa de agua. Si las nubes blancas y bien marcadas se posan en el cielo azul, el salar se transforma en un verdadero espejo que refleja de manera perfecta lo que ocurre en el cielo y en su superficie, por lo que es posible mirarse, hacer muecas, posar y jugar como si estuviésemos saltando sobre un inmenso e interminable espejo.
Es entonces cuando es posible sentir el extrañamiento del ojo humano en su versión más notable y tomar conciencia de que haber hecho el viaje realmente valió la pena, porque durará en nuestras retinas para siempre.
Ubicación
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Para tener en cuentaPara llegar al salar de Uyuni hay que tomar alguna de las excursiones que parten desde San Pedro de Atacama, esta pequeña y hermosa ciudad. La ruta que une ambas localidades demanda aproximadamente 8 horas en las que se recorren volcanes, lagunas altiplánicas, géisers y, por supuesto, decenas de salares.