Recorrimos todas las estaciones termales y nos quedamos un rato en cada una de las piletas para disfrutar de la tibieza del agua y del masaje que las cascadas imprimían en nuestra espalda. En una de ellas hicimos un alto para tomar la merienda que habíamos llevado con nosotros y permitir que nuestra piel se bronceara con el sol. Nuestros cuerpos asimilaron las temperaturas cambiantes (entre 30 y 25 grados) y recién a última hora de la tarde una leve brisa nos invitó a buscar un abrigo y partir.
Antes de retirarnos del complejo, utilizamos sus vestuarios rústicos, único servicio que se ofrece en el lugar. Charlamos con quienes atienden allí y supimos que las aguas contienen sulfatos sódicos, magnesio, potasio y calcio en proporciones terapéuticas aportados por el río Puritama; no existe ningún tipo de manipulación humana sino que el agua fluye caliente en forma natural.
La simpleza del lugar forma parte de su encanto. Agradecimos a la naturaleza la poderosa fuerza que detenta ya que dejamos atrás cansancios y rutinas para sentir el cuerpo renovado luego de haber visitado los cinco puntos de esparcimiento de este río generoso.
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Cómo llegarLas termas están ubicadas a 40 kilómetros de San Pedro de Atacama, de los cuales 30 se realizan sobre la ruta a Machuca. Desde allí parte hacia la derecha un camino de tierra con carteles indicativos.
Las agencias de turismo acercan al sector y tienen información de sus horarios y tarifas de ingreso. También, del Hotel Explora en la parte superior del curso del río.