Paseos y excursiones:
Rosa maravilloso
Pablo Etchevers Pablo EtcheversCuando se habla de flamencos es inevitable hablar también de su color, color que para muchos tuvo como origen estas bellas aves que aún hoy despiertan curiosidad.

Con glamour propio
“Las más femeninas de todas” sería un título perfecto para definirlas, aves a las que la naturaleza les enseñó a caminar de manera perfecta, con una elegancia propia que no dio a otras especies. Con un glamour especial, irresistible. Ver cómo se desplazan a través de los salares es, para los amantes de las aves y de la ornitología, una verdadera sensación de plenitud.
Las lagunas de Soncor y Chaxa, al igual que las lagunas de Cejas, Tebenquiche, Miscanti y Meñiques, Tara y Negra son algunos de los ecosistemas naturales donde la sal es el escenario natural y los flamencos los grandes protagonistas.
El Salar de Atacama se encuentra a tan sólo 40 kilómetros de la ciudad y posee una superficie de aproximadamente 320 mil hectáreas, las cuales se encuentran a una altura superior a los 2 mil metros.

A simple vista, es posible observar las famosas costras de sal que sorprenden y llaman la atención de quien no las ha visto nunca, ya que se multiplican con sus figuras romboidales unas al lado de las otras hasta volverse infinitas. Por debajo se encuentran verdaderas lagunas. La sal es el resultado de la evaporación de estas que en muchos casos salen a la superficie con apenas centímetros de agua y son habitadas por pequeñas algas y microvertebrados que constituyen la dieta diaria de flamencos y otras aves.
Aves territoriales
Es muy poca la flora que puede tener un salar. En general, la grama salada y otras especies herbáceas menores son las que sobreviven a estas condiciones climáticas y a la constante erosión salobre. Lo mismo ocurre con las aves, ya que a muchas de las especies les afecta tal cantidad de sal. Entre ellas se destacan ejemplares de gaviota andina, el caiti, el chorlito de la puna, el aguilucho y el playero de Baird, además de los tres tipos de flamencos que merecen un párrafo aparte.

Parina grande, parina chica y flamenco chileno son los tres tipos de ave que a simple vista parecen iguales pero que, aunque pertenecen a la misma familia, poseen sus diferencias bien marcadas. Lo que los une es la necesidad biológica de reproducirse y, por ende, de encontrar sitios de nidificacion donde el hombre no altere sus costumbres y comportamientos. Si bien los atacameños los conocen y respetan desde hace 11 mil años, las poblaciones actuales de flamencos lejos están de ser lo abundantes que eran. Hoy, los flamencos llegan desde los lugares más remotos. Por suerte, en los últimos años el salar de Atacama ha recibido cada vez más de estas visitas color rosado.


© 2007-2025 Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos de Autor 675243 Ley 11723