A pocos kilómetros de la Carretera Austral, sobre fiordos de mar y costas con inmensas playas de arena hacia el océano Pacífico, se encuentra
Raúl Marín Balmaceda. Ubicada en el delta del río Palena, esta pequeña población costera de pocos habitantes ofrece un entorno inigualable para quienes gozan de la tranquilidad y el descanso.
Cuenta con tres formas de acceso. Por vía marítima, un trasbordador une este pueblo con la localidad de
Quellón en la parte sur de la isla de Chiloé llevando pasajeros y vehículos. Desde allí y por vía terrestre se accede a los centros poblados ubicados más al norte. Por tierra, está ubicada a 75 kilómetros de
La Junta por ruta de ripio paralela al río Palena. El cruce de dicho río se realiza por medio de un transbordador que tiene servicio diario. Por último, una pista de aterrizaje permite el arribo de aeronaves de poco porte.
Forma parte de la cuenca del Palena-Queulat, un territorio aún inexplorado que reúne bosques muy verdes y cuencas de aguas muy puras.
Sus habitantes tienen como principal medio de vida la extracción de productos de mar. En los últimos años, han diversificado sus actividades para incluir el turismo, dado el gran atractivo que ofrecen un entorno de gran belleza y lugares casi vírgenes. El fiordo Pitipalena, el brazo Pillán, paseos marítimos a La Poza, al estero de Los Patos o la cueva de la Vírgen son sólo algunas de las actividades que ofrecen los operadores turísticos de Raúl Marín Balmaceda.
La pesca en todas sus modalidades tiene un lugar preferencial entre los pobladores y los visitantes. Puede realizarse desde la costa o embarcados navegando por sus ríos y fiordos para realizar la tan apreciada pesca con mosca.
El avistaje de cetáceos y aves se suma a los tantos atractivos con que cuenta este pequeño pueblo con mar. Vale la pena llegar a este paraíso y descubrir por uno mismo cada uno de sus rincones casi inexplorados.