La ciudad de
Chaitén creció de cara al mar, entre montañas, diagramada con avenidas anchas y terrenos amplios. Rodeada de bosques nativos exuberantes, la conexión marítima a través de los
ferries que la conectaban con
Puerto Montt y la isla de Chiloé, y el arribo de la Carretera Austral le dieron movimiento turístico.
Construida sobre un valle de arenas volcánicas, en mayo de 2008 dejó de ser una tranquila población marítima y debió ser abandonada por sus pobladores. Temblores, aludes de arena y ceniza, emisión de material incandescente provenientes del volcán Chaitén y desbordes del cauce del río Blanco la hicieron desaparecer. La evacuación total e inmediata de la zona incluyó también a la cercana
Futaleufú y, gracias al trabajo de los especialistas, no se produjeron víctimas.
Luego de un tiempo de incertidumbre, con cambios geomorfológicos del terreno y temor por nuevas erupciones, la decisión gubernamental fue no repoblar la ciudad en el mismo espacio anterior. Pasaron meses y años en que el área fue estudiada a fin de preservar la integridad física de las personas y de los bienes públicos y privados para que su zona norte volviera a tener vida. La nueva Chaitén creció de a poco, prolija, con calles pavimentadas y servicios esenciales.
Reaparecieron entonces los visitantes y admiradores de su patrimonio natural. El
trekking, la pesca y el
rafting continuaron realizándose con entusiasmo y se sumaron a otros atractivos turísticos. Las Termas del Amarillo y el parque Pumalín fortalecieron sus estructuras. El primero se encuentra a solo 26 kilómetros del área urbana; sus pozones rudimentarios están insertos en medio de una vegetación frondosa y sus agua son ricas en azufre. La reserva Pumalín tiene como eje el conservacionismo y ofrece sus áreas de campamento, senderos y cascadas cristalinas y la posibilidad de observar la vida silvestre.
Las localidades de Futaleufú, Santa Bárbara, Puerto Cárdenas y Santa Lucía, vecinas a Chaitén, complementan el alojamiento para quienes, especialmente en el verano, llegan a disfrutar de sus actividades al aire libre. Mientras los transbordadores siguen haciendo escala en Chaitén, se está construyendo un nuevo aeropuerto y la vida continúa.