Éramos alrededor de cien los peregrinos de la naturaleza de todas las edades que, de modo lento, nos íbamos colocando en fila india para comenzar a caminar subiendo una cuesta que no ponía ningún tipo de limitaciones.
A cien metros del lugar de partida, el sendero comenzaba a angostarse y la temperatura bajaba notablemente. Los guías nos iban describiendo las distintas variedades de plantas y arbustos que se presentaban a nuestro paso.
Por momentos sentimos que además de adentrarnos en el bosque, lo estábamos haciendo en la propia montaña, la que se encajona hasta una garganta natural de la que cae un hermoso salto de agua fresca.
Adorar a la naturaleza
La imagen es difícil de trasmitir con palabras, pero vamos a hacer el intento. Una verdadera lluvia de agua y spray se encarga de bautizar a todos los presentes mientras el arco iris se posa entre la montaña, el bosque y la cascada.
La oscuridad era cortada por algunos rayos de sol que se colaban entre los grandes árboles y permitían seguir caminando entre las pasarelas para llegar hasta mojarnos las manos con el agua del propio salto natural.
Casi imitando la fila india que nos posibilitó llegar hasta allí, la mayoría de los presentes comenzamos a buscar refugio en el interior de la garganta que formaba la montaña y que dejaba espacio incluso para tomar fotografías.
Allí, sobre las mismas piedras, una decena de estatuillas de vírgenes contemplaban la majestuosidad de la naturaleza mientras los más fieles rezaban o dejaban algún objeto como ofrenda.
Abajo, un tesoro muy bien guardado nos esperaba: un grupo de orquídeas de raros colores y helechos enormes y salvajes disfrutaban del humedal que forma este bello accidente geográfico.
Ubicación
Extras
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Para tener en cuentaLa edad no es una limitación para esta excursión. Lo que se debe tener en cuenta es llevar ropa cómoda, zapatos adecuados, un bastón (de ser necesario) y alguna botella de agua para evitar la deshidratación.