Historia de Coquimbo



Desde sus inicios, la zona donde hoy se emplaza la ciudad de Coquimbo fue habitada por nativos moluches. Su nombre, “coquimbo”, significa en lengua nativa “lugar de aguas calmas”. Sin duda, esta característica fue la que motivó a muchos colonizadores, como Pedro de Valdivia y Juan Bouchón – fundador de La Serena –, a observar el lugar como un sitio ideal para la construcción de un puerto.

Según algunos registros de la época, la dueña de las tierras que ocupan el territorio de Coquimbo fue Isabel Beatriz Colla, producto de una herencia. Su esposo Bernardo Álvarez de Tobar fue quien solicitó la escritura de los terrenos a la Real Audiencia, basado en el vínculo matrimonial que lo unía a Isabel.

Luego las tierras se fueron subdividiendo entre herencias y ventas a nuevos dueños. El lugar aparece en las bitácoras de destacados corsarios y piratas que azoraron la región. Cuando comenzó el siglo XIX, Coquimbo era sólo un pequeño poblado de pescadores, pero con la llegada del ferrocarril a la región, que puso en contacto las minas de cobre con el mar, el territorio cobró una gran notoriedad pública, aumentando considerablemente su población y emplazamiento.

Recién en 1850, durante la administración de Manuel Bulnes, se aprobaron los planos para la ciudad. En el gobierno de José Joaquín Pérez mediante una ley del 24 de septiembre de 1864 se creó el Departamento de Coquimbo. La municipalidad de Coquimbo fue creada el 5 de mayo de 1867, José Joaquín Edwards Ossandón fue su primer alcalde. Se le otorgó la calidad de ciudad el 4 de septiembre de 1879, durante el gobierno de Aníbal Pinto.
Ya en el siglo XX, la ciudad se fue consolidando como tal hasta que en 1922 fue afectada por un tsunami que alcanzó los 7 m.s.n.m. y provocó la muerte de cientos de personas. Con los años, Coquimbo continuó el rumbo de todas las ciudades puertos de gran calado de Chile.

Hoy es uno de los destinos turísticos de verano de Chile, gracias a su gran extensión costera que es apta para baño y la práctica de deportes náuticos.
Una leyenda local sostiene que el corsario inglés Francis Drake habría dejado enterrado un importante tesoro en alguna parte de la playa La Herradura de Coquimbo. Esa historia, sumada a las visitas de otros piratas durante la época colonial, le ha generado una enigmática imagen turística a la región, que realmente vale la pena visitar.