Bajo su fronda viven confortablemente los helechos, especialmente uno de gran tamaño al que llaman costilla de vaca. Comenzamos a descender por la escalera natural tallada en la tierra, sostenida por troncos, y pasamos por zonas muy húmedas debido a la presencia de un arroyo.
Llegamos entonces a la nursery, nombre cariñoso que recibe ese sector donde las plantas jóvenes dividas por variedades son trasplantadas a tierras similares para que las especies no desaparezcan. En las almácigas germinan, maduran y se hacen adultos los avellanos, raulíes y alerces que esperan su nueva casa.
Uno de sus principales objetivos de la estación es el de formar a los alumnos de Ingeniería Forestal de la Universidad de Chile; ellos realizan su práctica anual conviviendo con la naturaleza y llevan a la realidad lo que aprendieron en los libros.
Charlando con quien es su administradora, Viviana Mundaca, nos especificó que: “Es un paseo turístico y educativo, el 90 % de las especies que se muestran son nativas. No se introducen químicos ni se cambian plantas de lugar ni se industrializa madera. El objetivo es mostrar al público cómo es un bosque autóctono, el único que queda en Chile”.
Y agregó: “Cuando llegaron los alemanes, las lluvias eran intensas, todo el bosque era tupido como el que acaban de ver y gracias a las herramientas que traían trabajaron la madera, abrieron caminos e iniciaron pueblos en lugares casi impenetrables. Más adelante, aprendieron a combatir los incendios y por su iniciativa, tecnología y empuje lograron afianzarse como comunidad”.
Durante un par de horas en este paseo percibimos la limpieza del aire y el canto de los pájaros, para entender qué tierra encontraron los inmigrantes llegados a la vera del Llanquihue en 1850.
Despedimos esos árboles de troncos delgados que para ver el sol tomaron formas extrañas y también a esos otros que nos ofrecieron un perfume especial por tener propiedades aromáticas. Nos quedó la imagen de un enorme mañío que sacudía sus suaves ramas similares a las de un pino, balanceado por el viento, como señal de adiós.
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Extras
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Cómo llegarEstación Experimental Edmundo Winkler
Dirección: Caupolicán s/n a pasos de avenida Phillipi - Frutillar Bajo
Se cobra entrada muy accesible. En algunas épocas, se ofrecen visitas guías.
El camino de ingreso no es apropiado para vehículos bajos.