Aprovechamos para realizar paradas en alguna de sus playas como Niklitscheck y Hermosa, una más bonita que la anterior. A pocos kilómetros pasamos un puente y, hacia la derecha, localizamos un lugar donde se pueden alquilar botes y canoas y se accede a La Poza, un ojo de agua en plena selva que, además, tiene la isla Loreley en su interior.
Unos kilómetros más adelante pasamos frente a la playa Venado, conocida por su arena fina; más adelante cruzamos el río Pescado, donde los amantes de la pesca del salmón y las truchas se deleitaban con esa práctica. Nos detuvimos a fotografiarnos delante de una capilla realizada con tejuelas de alerce y, muy cerca, un molino de agua que se usara antiguamente para moler trigo.
Cuando finalmente enfrentamos los saltos, nos quedamos un rato largo embelesados por ese rugido de agua que parecía no acabarse jamás. La cascada está formada por varios escalones de rocas basálticas provenientes del volcán Osorno, que conducen las aguas del lago Todos los Santos hacia el río Petrohué. Se originaron durante el enfriamiento posterior a un episodio volcánico; grandes masas de lava quedaron unidas por material vítreo.
A su alrededor, una vegetación muy profusa hace de marco a la corriente de agua, que acentúa su caudal en tiempos de lluvia. El espectáculo es fantástico y bien valen los kilómetros recorridos para llegar a un punto tan atractivo de este sector chileno.
Ubicación
Extras
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Para tener en cuentaSe encuentran a 130 kilómetros de Frutillar; en Puerto Varas se toma la ruta internacional 225 hacia Ensenada.