Paseos y excursiones:
Ciudad de las esculturas
Mónica Pons Eduardo EpifanioEn los últimos años se acentuó la inclusión de esculturas de madera en lugares estratégicos como el Parque de los Escultores, un hito cultural temático que resalta el proceso creativo.

A orillas del extenso lago Llanquihue, la localidad del mismo nombre reúne antiguas costumbres heredadas de sus antepasados alemanes llegados a la zona a mediados del siglo XIX. Es un pueblo plácido, sin apuros y donde las calles anchas permiten un tráfico distendido y la posibilidad de andar en bicicleta o caminar.
La calle Baquedano es eje de la vida ciudadana y hacia el norte alcanza la estación del ferrocarril y el cuartel de bomberos, antiguos edificios construidos en las afueras y que ahora están integrados a su vida diaria.
Por la misma vía llegamos hasta el Club Gimnástico Alemán, centro social, cultural y deportivo de la comuna y de las ciudades aledañas. Cuando se llega al final del asfalto, se encuentra el sector conocido como Totoral y el clásico monumento a los colonos alemanes Unsern Ahnen. Sobre un muro de piedra vimos las placas de bronce donde se han inscripto los apellidos de los ochenta inmigrantes que en 1852 se enamoraron de la región, decidieron afincarse y cambiaron la fisonomía del lugar para siempre. En ese punto tuvimos una de las mejores vistas del Llanquihue, segundo lago en extensión en Chile.

Año tras año a fines de enero se organiza la tradicional Fiesta de la Cerveza. La Semana Llanquihuana y las fiestas típicas también se celebran en verano y las tres reúnen a toda la población en actividades deportivas, recreativas y musicales durante varios días. En esas alegres jornadas se recrean las raíces populares de la región y se recibe mucho público de afuera.
Para conocer mejor el origen de las esculturas de madera que se encuentran diseminadas por toda la ciudad, hablamos con una guía de turismo local: “Los encuentros internacionales de escultores se realizan desde hace varios años y fueron tomando importancia por la calidad de los artistas que concurren. Transforman las maderas nativas, ciprés entre ellas, en una obra de arte utilizando motosierra, punzones y elementos de lijado”.
En nuestro recorrido escuchamos voces y observamos carteles con apellidos de origen germano y esa raigambre involucra también la gastronomía que ofrece platos tanto de cecinas, quesos y fiambres como de repostería. La Ruta de la Cecina es uno de los paseos habituales para tener noción del proceso productivo de una importante fábrica de chacinados local, desde la crianza de sus animales hasta la ubicación de sus productos en el mercado de los alimentos.

Cuando aprieta el calor, la vida diaria se ameniza en la costa del lago, donde baños y deportes acuáticos forman parte de las actividades del buen tiempo.
Dejamos el paisaje comunal compuesto por lomajes suaves, lago, río y un conjunto de gente cordial y dispuesta al diálogo, que aportó sus vivencias a nuestra nota.
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