Tuvimos ocasión de conversar con uno de los socios del emprendimiento, Hernán Verscheure, quien nos informó sobre el sentido de la hostería. Todo comenzó a principios de la década del noventa, cuando un conjunto de personas tuvo conocimiento de que un grupo de empresarios pretendía adquirir un área de la cordillera de Cañi. Obtendrían así la madera de sus bosques de araucarias para su beneficio económico. En esas épocas no existían los parques nacionales y había que evitar que tiraran abajo esas especies milenarias.
“En forma privada, impedimos la acción e hicimos conocer ese punto tan apreciado de la geografía local; en la vieja hostería Don Pepe, puntapié inicial de esta, se alojaba a los visitantes. Luego, como parte del programa, se compró la hostería y con lo producido se continuó con los proyectos ambientales y de conservación”, nos dijo Hernán. Actualmente, la hostería apunta a contar con una gestión sostenible.
Cenamos en el restaurante vegetariano, donde la carta menú nos atrapó por su variedad, simpleza y buena presentación de platos. Vegetales y legumbres de la zona son la base de preparados múltiples con variedad de aliños. No faltó la quinoa, las verduras asadas o al wok, ensaladas varias y panes de pita tibios. De postre probamos frutas de estación, queso casero y frutos secos. Todo nos pareció una delicia en una cocina fresca con ingredientes propios de la cultura indígena regional.
Después de la cena, nos sentamos en el living a charlar con unos jóvenes austríacos que estaban recorriendo los senderos de los bosques del Sur chileno. Nos resultó evidente que existía un lenguaje común en cuanto a acompañar iniciativas que logren mejorar las condiciones ambientales.
¡école! desarrolla la idea de compartir el espacio común de la hostería con grupos culturales locales que basan sus encuentros en apoyar el uso de la tierra para que siga ofreciendo su sustento, pero que sea renovable, que no se pierda.
En sus instalaciones la hostería ha adecuado las necesidades de agua y abrigo con nuevas tecnologías, como los paneles solares y el termo cañón. En ¡école! persiste el eco de las pisadas sobre los pisos de madera de la antigua casa original, que se empeñan en recordarnos que allí hay una historia.
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