Cuando ingresamos al complejo termal, tuvimos una grata sensación. Los bosques frondosos parecían cobijar las distintas piscinas termales y los pisos de piedra nos permitieron un desplazamiento sin tropiezos. Fuimos adentrándonos en cada uno de los sectores y solicitamos consejo para tomar los baños de acuerdo con un criterio adecuado.
En el exterior encontramos varias opciones: agua termal, fría y barro termal. Una piscina cubierta y otra semi techada cuentan con hidroterapia. Allí, pasamos gran parte del tiempo dejando que los chorros terapéuticos cayeran sobre nuestros hombros para sentir alivio de nuestras tensiones acumuladas.
Los componentes de las aguas termales son: sodio, calcio, boro, sulfatos, magnesio, hierro, y las temperaturas se regulan constantemente. La combinación de todos los elementos ayuda a neutralizar cansancio, afecciones dermatológicas y del sistema nervioso.
Como complemento, el restaurante y confitería ofrece una carta amplia de especialidades. El hotel y las cabañas, equipadas con gran confort, permiten pasar la noche y sentirse como en casa.
Para quienes se atrevan a realizar cabalgatas, trekking, pesca o salidas en bicicleta de montaña, el ambiente es ideal para conocer senderos, lagos y saltos de agua de las inmediaciones.
Regresamos a Pucón convencidos de haber pasado un día excepcional gracias a los baños gratificantes que las termas de Coñaripe nos proporcionaron.
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Cómo llegarDesde Pucón, dirigirse hacia Villarrica y, antes de ingresar a la ciudad, un desvío a la izquierda conduce a Lican Ray y Coñaripe. En este último se bordea el lago Calafquen y se toma hacia Liquiñe. Sobre este último camino, son 15 kilómetros.