Paseos y excursiones:
Hotel y Termas de Huife
Mónica Pons Eduardo EpifanioLa variedad de temperaturas de las aguas asegura un tratamiento individual adecuado, que se traduce en descanso y mejora física.

A media hora de la ciudad de Pucón, por caminos asfaltados de gran belleza, se encuentra el complejo Hotel y Termas de Huife. El lugar es ideal para hacer una pausa en las rutinas de trabajo y preocupaciones.
El trayecto es entretenido, entre colinas de pastos verdes y recortados. Al ingresar al predio, nos esperaban cuatro piscinas termales al aire libre enclavadas a la vera del río Liucura. Nos ubicamos en ese sector para ingresar en ellas y a la vez descansar en sus cómodos sillones mientras escuchábamos el murmullo del agua y teníamos la vista de los bosques vecinos.

El piso de las piletas es de piedras oscuras y la temperatura de sus aguas, variable. Seguimos el consejo del personal sobre cuánto tiempo permanecer en cada espacio. Comenzamos por las más frías y pasamos luego a las más calientes. Se puede bajar al río e intercalar los baños con una corta inmersión en sus frías aguas.
El circuito se complementa con la piscina hidroterapéutica, donde probamos la cama de burbujas, su cascada de masajes cervicales e hidromasaje y el sector de nado contra corriente. Una vez que descansamos en sus poltronas, la plenitud física fue completa; todo resto de cansancio había quedado atrás y sentíamos el cuerpo renovado.

En otro sector independiente, el spa reúne varias técnicas relajantes con fango y algas que agregan vitalidad a los baños termales y los sectores de relajación. En el restaurante con vista al complejo, un menú internacional complementa el servicio, especialmente para quienes deciden quedarse a dormir en sus cabañas confortables.
El parque cuenta con senderos que recorren el bosque nativo y forman parte de la exquisitez del entorno. Entre canelos y arrayanes que perfumaban el aire, una caminata reparadora hizo que nos sintiéramos inmersos en la naturaleza.

Decididos a permanecer el día completo en sus instalaciones, tuvimos ocasión de sentir en nosotros mismos lo que la gente del complejo Huife nos había anticipado. Logramos el bienestar apropiado en un ambiente armonioso y con el cálido amparo de sus aguas termales naturales.
De regreso por esas mismas praderas y con vistas panorámicas hermosas, sentíamos el cuerpo en armonía para continuar la vida diaria.
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