Nos organizamos con algo más de tiempo para dar la vuelta en auto al lago Llanquihue por un camino asfaltado para descubrir senderos de montaña y espacios para la pesca deportiva. La naturaleza ha dotado a ese circuito de infinidad de lugares por donde realizar caminatas, acampes o simplemente sentarse para admirar una puesta de sol.
Partimos hacia los puertos Fonck y Klocker y nuestra meta era la ciudad de Puerto Varas. A nuestro paso fueron apareciendo parajes encantadores, muy tranquilos, inmersos en bosques naturales con posibilidad de alojamiento junto al lago, muy requeridos por los mismos turistas chilenos. En Las Cascadas tuvimos ocasión de observar la práctica de deportes náuticos en un espacio rodeado de especies nativas.
Al legar a la base del Osorno, notamos que la variedad de excursiones era infinita, tanto en verano como en invierno. Montañismo, mountain bike, escalada o esquí son solo algunas de las posibilidades que brindan las laderas del volcán. Continuamos hacia Petrohué sobre la costa del lago Todos los Santos y en el interior del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, un sitio dedicado a los deportes aventura en todas sus formas.
Siguiendo el contorno del lago, pasamos por Puerto Pilar y Playa Venado, y por las playas Niklitscheck y Hermosa. Visitamos La Poza, un ojo de agua dentro de una zona frondosa, y su pequeña isla Loreley. Puerto Varas nos esperaba y seguíamos tentándonos con destinos diferentes de gran belleza.
Los sitios nombrados son solo algunos de los muchos a los que se puede acceder de acuerdo al interés de cada uno. Logramos entender que existe un gran gama de alternativas para disfrutar de este perímetros lacustre, ya que sus distintas paisajes atrapan a quienes aman el aire libre.
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