Como otras ciudades del Sur de Chile, Punta Arenas fue originalmente un fuerte militar ideado para defender el territorio y a sus pobladores del ataque de embarcaciones extranjeras o de los diversos pueblos originarios americanos que habitaban la región.
En diciembre de 1848, por orden del gobernador José Santos Mardones, los habitantes del fuerte Bulnes (nombre de quien fuera presidente chileno) migraron hasta allí. El objetivo era asegurar la presencia del Estado chileno sobre el Estrecho de Magallanes y aprovechar las mejores condiciones que el sitio ofrecía, sobre todo por la provisión de agua y leña, para la subsistencia de los pobladores de esa zona patagónica.
Su nombre en español traduce el que le habían dado los expedicionarios ingleses años atrás. Hacia 1870, se fue consolidando allí una intensa actividad ganadera, proceso que, junto con la posibilidad de “hacerse la América” por la extracción de oro, potenció la llegada de inmigrantes europeos (suizos, gallegos, croatas y eslavos, entre otros), quienes rápidamente se sumaron a la tarea de fortalecer el poblado.
Punta Arenas fue también, desde un comienzo, una importante colonia penitenciaria. Esto explica que, hacia 1877, sufriera un muy violento motín, que culminó con la destrucción de gran parte de la ciudad. Por tal motivo, el gobierno chileno decidió reducir fuertemente la cantidad de presos alojados allí para evitar así que se la considerara un lugar especialmente peligroso. En base al esfuerzo de sus habitantes, y gracias a las importantes ganancias que generaba la industria lanera y de la madera, Punta Arenas se recuperó rápidamente de los daños causados por el motín.
Vale destacar que, hasta 1920, fecha de la inauguración del Canal de Panamá, la importancia de Punta Arenas fue singular debido a su cercanía con el Estrecho de Magallanes, paso necesario para las embarcaciones que debían unir los océanos Atlántico y Pacífico. Incluso actualmente se trata de un puerto con una ubicación privilegiada para las actividades comerciales.
Punta Arenas, hoy en día la principal ciudad de la Patagonia chilena, también tuvo un fuerte crecimiento con el descubrimiento de pozos petroleros, producido en 1945.
Según el censo de 2002, la ciudad tiene más de 156 mil habitantes y una economía con recursos muy diversificados, que incluyen bovinos y ovinos, metales, gas, carbón y petróleo.
Al pasear por la ciudad, todavía se puede percibir las huellas de edificaciones palaciegas, que mezclan estilos francés, italiano e inglés, construidos por los ricos exportadores de lana y madera que, hacia fines del siglo XIX y comienzos del siguiente, forjaron las sólidas bases de una Punta Arenas que sigue en ascenso.