Frente a ésta se encuentra un cordón montañoso y el camino se pierde serpenteándolo. Aviso certero de que debemos subir hasta la cumbre para pasar al otro lado, lo cual puede ser fascinante. Este viaje implica verdaderamente subir al altiplano y se podría dividir en tres etapas.
La primera consiste en trepar hasta la cumbre de estas coloridas montañas dejando de lado el volcán Licancabur. Desde allí se inicia el tramo más largo en el que se transita una hermosa planicie que sería la segunda etapa. El tramo final es bajar nuevamente hasta el famoso Paso Jama para, una vez realizados los trámites aduaneros, desembocar en la pequeña y coqueta población de Purmamarca, ya en territorio argentino.
Por el desierto
La primera parte del viaje nos permite mirar hacia atrás al dejar la bella ciudad atacameña de San Pedro. Alrededor, el desierto se vuelve inmenso e interminable; esta pequeña ciudad ha sido un oasis. No por nada los primeros pobladores se asentaron aquí hace más de 10 mil años.
La fusión entre desierto y oasis es una constante. En estos últimos puede apreciarse la ocupación del hombre, sus cultivos y animales de crianza, entre las que se destacan llamas y cabritos.
Toparse con algunos de sus pobladores nos hace sentir acompañados, mientras el desierto va quedando atrás. La vegetación a esta altura del viaje es casi nula, algunas especies herbáceas, cactos y manchones de pasto amarillos que luego desaparecen por completo. Un desvío a la izquierda nos indica un camino que conduce a la República de Bolivia.
El desierto ya quedaba atrás y a cambio la geografía ofrecía verdaderas lagunas de aguas claras y límpidas en las que la flora y fauna decían “presente”.
Siluetas extraterrestres
Antes de dejar en forma definitiva el desierto, un inmenso arenal a la izquierda de la ruta se vio interrumpido por distintas figuras que, con apariciones esporádicas, invitaban a parar. Más tarde supimos que se trataba de unas extrañas formaciones de piedra que en realidad pueden ser picos de montañas que quedaron sepultadas luego de grandes erupciones volcánicas.
Desde aquí comenzamos la segunda etapa, la más larga, que nos acercó hasta lugares increíbles como el salar de Aguas Calientes; una hermosa laguna azul con pastos amarillos que concluye con un largo camino recto que nos deposita en el cruce internacional, donde para pasar a Argentina es necesario hacer aduana.
Más alto que nunca
El altiplano ahora argentino continúa su recorrido alternando montañas de todos colores con lagunas salpicadas por puntos rosas que se observan desde grandes distancias. Se trata de flamencos rosados que las habitan.
El pintoresco poblado de Susques y su vergel de lagunas y pastos verdes nos muestra que definitivamente hemos dejado atrás el desierto. Un centenar de ovejas se cruza en la ruta mientras su dueña nos levanta la mano en señal de “buenas tardes”.
Llegamos a una de las partes más salvajes y bellas de la excursión: las Salinas Grandes. Se trata de un inmenso salar donde es posible observar a decenas de hombres trabajando en forma rudimentaria el salitre. Este verdadero paraíso para hacer fotografías e intercambiar palabras con sus habitantes permanentes se encuentra a una altura de 3.400 metros, aproximadamente.
Luego, el camino comienza su parte más sinuosa. Abra de Potrerillos, con un cartel indicador, nos avisa que estamos a 4.170 metros: el punto más alto de la cordillera del lado argentino.
Lo que viene es un verdadero paraíso construido por la ingeniería. La Cuesta del Lipan es un descenso abrupto que desde lo alto deja ver el trazado increíble que realizó el hombre para crear este camino que finalmente nos acerca a la ciudad de Purmamarca.
Ubicación
Extras
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Para tener en cuentaSe recomienda cargar combustible en San Pedro de Atacama (llenar el tanque), ya que muchas veces los puntos intermedios donde se despacha bencina no son abastecidos en forma permanente, por lo que muchas veces hay escasez.