Paseos y excursiones:
Osorno, más que un volcán
Mónica Pons Mario PtasikTodas las distancias son buenas para admirar su grandeza. De lejos o en ascenso por alguna de sus “picadas”, sus señas particulares lo distinguen de todos los demás.

Así como Puerto Varas, Frutillar y Lanquihue se asientan sobre una de las costas del lago Llanquihue, sobre la otra el volcán Osorno es amo y señor de la montaña. Su figura se deja ver en el horizonte y es parte de los folletos de presentación de estas ciudades emblemáticas del sur chileno.
Sus 2.661 metros sobre el nivel del mar se muestran imponentes desde todos los rincones de la comuna y desde algunos lugares de la isla de Chiloé. Los colores parduzcos de sus laderas, su cumbre siempre blanca de nieve virgen y su porte de soldado que custodia el paisaje son únicos e irrepetibles.
Para llegar a su base hay que andar unos 60 kilómetros desde Puerto Varas. Sus laderas están protegidas por un bosque abigarrado de especies autóctonas, que resultan beneficiadas por abundantes lluvias durante todo el año. En los primeros tramos del circuito de ascenso, entre los doscientos y los mil metros sobre el nivel del mar, se encuentran los coihues y a partir de allí se asientan las lengas. La especie más antigua y de mayor envergadura del bosque es el alerce andino, una de las cupresáceas más longevas del mundo. Los senderos vigilados por esta especie nativa protegida tienen un encanto y perfume particular que llaman a hacer caminatas y detenerse en cada uno de sus rincones.

Su fauna incluye el pudú, el chingue, el zorro culpeo, el quique y el puma, no todos accesibles a simple vista. En las partes más húmedas del bosque buscan refugio la comadreja trompuda, las aves huet-huet, el picaflor, el cernícalo, el cachudito y pájaros carpinteros en todas sus variedades y tamaños.
Para quienes practican montañismo, los guías locales se encargan de organizar ascensos de seis horas de duración desde Puerto Kloker, Ensenada y Petrohué. Por encima de los dos mil metros de altura hay nieve y, en su lado oriental, grietas azuladas de gran profundidad, ideales para la práctica de escalada. Se debe tener algo de experiencia y saber que este volcán tiene sus sectores con dificultades, por lo que no se lo puede subir por cuenta propia.

Desde lejos, la presencia de la cumbre del volcán Osorno atrapa por sus nieves eternas. Algunas veces, parece jugar a las escondidas detrás de las nubes para volver a emerger cuando él lo decide. De cerca, ofrece mil maneras de abordarlo y todas ellas dejan un sabor único.

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