La costanera Pérez Rosales nos comunicó con ambos extremos de la ciudad y caminamos por ella para conocer cada uno de sus atractivos. La edificación es más alta que en otros balnearios y tanto apartamentos particulares como comercios y hoteles cuentan con cuidados jardines.
Observamos gran cantidad de barcos, veleros y embarcaciones deportivas moviéndose libremente sobre el agua. Un antiguo velero, el Capitan Haase, enclavado a pocos metros de la costa, es la clásica embarcación que utilizaban los colonos para transportarse.
El muelle Piedraplen también tiene su propia historia y estuvo involucrado en el diario vivir de la colonia. Hoy es un paseo muy visitado, que alberga la Casa del Turista junto a artesanos y músicos con sus violines y partituras que se instalan como un atractivo más del lugar.
Dos miradores naturales son los montes Phillipi y Calvario. Desde ambos obtuvimos una vista total de la ciudad y alrededores y tuvimos noción de la extensión del lago Llanquihue y la gran vegetación que lo bordea.
Internándonos por las calles céntricas, fuimos descubriendo los tesoros históricos declarados patrimonio cultural. La iglesia del Sagrado Corazón, la casa Kuschel, la casa Niklitschek son solo algunos y constituyen la verdadera esencia de la cultura alemana de principios de siglo XX.
Otro espacio característico son dos calles céntricas techadas aledañas a la Plaza de Armas, que albergan las actividades destacadas de Puerto Varas. En una de ellas se instala cada año a principios de febrero la ya famosa Fiesta del Kuchen.
Nuestra estadía coincidió con esa particular reunión de tantes, afamadas pasteleras que ofrecen sus exquisitos y variados tipos de kuchen con recetas que guardan secretamente de sus abuelas y madres alemanas. Es un festival de frambuesas, crema, murtas o grosellas que se exponen en una larga mesa y que son probadas por todo el mundo para determinar quién se lleva el premio mayor en base al sabor, apariencia y textura apropiados.
Para quienes estábamos de paso, fue una ocasión única de olvidarnos del colesterol y la balanza por un día y probar todos los sabores posibles. Solo hay que asesorarse en cuanto a la fecha con anterioridad.
Para quienes practicamos la vida al aire libre, los alrededores de la ciudad tienen tantos atractivos que siempre nos quedaremos cortos en cantidad de días asignados a las vacaciones en esta hermosa ciudad del sur chileno. Los operadores turísticos han resuelto todas las opciones para que visitemos volcanes, ríos y lagos y que practiquemos esquí, rafting, fly fishing o intensos trekkings en las cercanías.
Por la noche, todo el clima es distinto pero tan activo como durante las horas de sol. Cuando las farolas de la costanera se encienden, comienzan las caminatas románticas, los colores cambian y resaltan los carteles de restaurantes y el inmenso casino instalado a metros del muelle.
Encantadora Puerto Varas, que puede hacernos perder noción del tiempo.